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Antonio Caputo escribió de él en 2010
barcelona@duellmemorial.com
El perfil de un amigo Conocí a Heinrich Josef Düll, en adelante Heinz, en 1975 en Roma. Tenía un "pied a terre" en las proximidades de Piazza del Popolo y después de los primeros encuentros, surgió pronto entre nosotros una gran amistad y una reciproca estima.
En aquel momento Heinz vivía en Munich donde trabajaba en un estudio de arquitectura, aunque simultáneamente pintaba y tenía mucho interés por dar a conocer su arte.
Como buen ciudadano del norte, y en la estela de sus predecesores, estaba fascinado por Roma, de su cultura y de su mar. En 1976 lo invité a la casa que tenía en Vitorchiano, en el alto Lazio.
Para no ser descortés y casi en contra de su voluntad, reiterándome que para él Italia era Roma y el mar, consintío acordando que la excursión fuese sólo de algunas horas.
Aquella que tenía que ser una excursión duró casi una vida: durante algún tiempo vivió en mi casa, después se compró una a cuatro quilómetros de Vitorchiano.
Nuestra amistad, nuestros viajes y nuestras relaciones de trabajo se consolidaron hasta el punto de exponer también las obras conjuntamente en algunas exposiciones. Allí, en la campiña de Viterbo, creo su reino de vida y de trabajo. Se trasladó definitivamente y, como se muestra en sus obras, sondeó minuciosamente el territorio haciéndolo un tesoro para su arte.
Su cultura y su gran capacidad de comunicación crearon fuertes vínculos con los lugareños, que aún hoy demuestran afecto y entusiasmo.
Traducción de Lydia Torres Bueno |